«¡Joder, joder, joder, no me chingues!» Es el pensamiento de Ariana Gonzales quien no da crédito a lo que está disfrutando en este momento desde la poca comodidad y mucha seguridad que le ofrece el closet de su madrastra en el que quedó atrapada al encontrarse acorralada después de entrar a la habitación de la susodicha para poder tomar unas bragas de la pelinegra de piel blanca casi pálida.
Acto seguido la mujer
entro siendo seguida de un hombre quien no paraba de besarla mientras ambos
tiran de su ropa con lujuria ante la mirada atenta de su público quien se
muerde el labio al ver que la pareja empieza a despojarse de su ropa.
«Que rica…» Piensa al
ver el cuerpo desnudo de su madre, aunque no es la primera vez que lo ve pues
al ambas ser mujeres ya habían compartido el baño juntas pero esta es la
primera vez que la chica de cabello castaño puede dar rienda suelta sus deseos
carnales. «Entonces eso es un pene… Mmm meh no puedo opinar mucho, se ve bien
supongo.» Agrega prestando especial atención el miembro del compañero de su
madre, una parte de la anatomía masculina por la que nunca había sentido
especial interés al ser lesbiana por lo que verlo por primera vez le resultaba
morboso.
Y no es la única ya
que Nía también ha notado el libido de su amante empezando a masturbarlo con su
mano consiguiendo leves gemidos de su amante.
—¿Quieres que te lo
chupe?
—Si… Por favor Nía. —
Responde entre jadeos. «Joder…»— Piensa Ariana, lo que sigue le vuela la cabeza
pues no solo está presenciando sexo oral por primera vez ¡Está mirando a su
madrastra hacerlo! Estimulando todos sus sentidos; desde los sonidos lascivos
que el acto produce hasta la mujer de ojos azules de rodillas dándole la
espalda al closet regalándole sin saberlo una vista en primer plano de su culo.
«Culote…» Piensa al
ver la gran retaguardia de su madre, sus dos bollos se mueven ligeramente al
son del blowjob que esta está realizando siendo detenida abruptamente tan solo
unos minutos después.
—Perdón, olvide los condones en mi auto, ya vuelvo cariño. — Comenta el chico poniéndose los pantalones con rapidez saliendo de la habitación dejando todo en silencio por unos minutos. «Aguafiestas.» Piensan sincronizando sus pensamientos por un instante mientras que la madrastra aprovecha el tiempo para mirarse el espejo frente a su closet haciendo que el corazón de su hija que se encuentra dentro se acelere.
—Necesitan un retoque
pero no estás nada mal Nía, 38 años y sigues siendo todo un bombón jeje. —
Comenta en voz alta con orgullo mientras mira su bien tonificado cuerpo en el
espejo.
—Mucho silencio ¿Qué
está haciendo esta chica? ¿Dónde deje mi teléfono? ¡¿Y porque este cabrón tarda tanto?! ¡¿Qué no
ve que ando toda cachonda!? ¡Aagh me empiezo a fastidiar!
Grita con molestia
buscando su celular por toda la habitación encontrándolo segundos después
debajo de su pantalón en el piso por lo que sonríe mientras le escribe a su
hija quien previniendo ese movimiento segundos antes quito el sonido a la
vibración de su móvil para poder recibir mensajes sin miedo a ser atrapada.
—Volvi ¿En donde estabamos?—
Comenta el hombre siendo recibido por la mirada afilada de Nía quien arroja el
telefono al montón de ropa en el suelo. —¿Fuiste a fabricar los condones?
«Uy estás perdido amigo, espero
que cojas muy rico porque de lo contrario estas bien muerto.»
Piensa Ariana en tono burlon
riendo de manera discreta al recordar a todos los demas amantes que han tenido
la osadia de de hacer enojar a Nía, pues siempre terminan con un bofetada y
expulsados de la morada en ropa interior ¿Qué como lo sabe Ariana? Simple, el
escandalo cuando eso pasa es muy grande que es imposible que la morena no se
percate del mismo.
—Ven aquí, veamos de estás hecho.—
Comenta tomando su mano para llevarlo al borde de la cama en donde lo somete
con facilidad sentandose enfrente suyo en el filo de la cama, completamente
desnuda.
—Masturbate y pobre de ti si te
corres. — El hombre aunque sorprendido no puede evitar hacer caso a la orden
debido a la aura amenazante de la mujer. «¡Wow! Mami no te conocia esas mañas.»
Piensa Ariana cautivada por lo erotico de la situación.
«Esto es mil veces
mejor que meterme los dedos oliendo tus bragas, Nía ¡Qué cuerpazo!... Y que
buena verga… Supongo». Comenta en sus adentros mientras mete su mano derecha
dentro de sus shorts sin despegar los ojos de la rejilla del closet que le
permiten ver a su madre sentada en el borde de su cama con las piernas
cruzadas, completamente desnuda y con una sonrisa coqueta y seductora; mientras
que enfrente suyo un hombre igualmente desnudo yace de rodillas masturbándose
mientras mira a la exuberante mujer.
—Entonces, te gusta
lo que vez ¿Verdad? — Cuestiona la pelinegra en un tono seductor. —Si… Si mami
me encanta. — Responde el hombre entre jadeos.
«A mi también
compadre, a mi también». Responde la castaña en sus adentros sin dejar los
movimientos circulares con sus dedos sobre su clítoris disfrutan el morbo y la
excitación que la situación le provoca.
—Buen niño, entonces
dime ¿Cuál te gusta más? — Pregunta acariciando su propio cuerpo con su dedo
haciendo referencia a sus tatuajes.
—El de tu pecho
izquierdo—. Responde el hombre sin dejar de jadear. «Meh, el de su pierna
izquierda es más bonito». Argumenta la hija en sus pensamientos sin dejar de
masturbarse. Es entonces que la madre de la chica se levanta dando un giro
sobre su eje, quedando de espaldas al armario y a su amante presumiendo su
trasero.
—¿Y qué hay de este
¡Gran! Amigo mío? ¿También te gusta?
—Joder…Si me encanta.
— Responden ambos al mismo tiempo aunque Nía solo escucha al afortunado chico
pues Ariana hablo en un tono apenas perceptible por ella misma mientras los
círculos en su clítoris se vuelven rápidos a la vez que el sonrojo en su rostro
se vuelve más notorio.
—¿Si?— Pregunta
nalgueándose así misma a lo que el chico responde tragando saliva e afirmando
con la cabeza, motivo por el cual acerca su gran culo al rostro del chico
hundiendo la cabeza en medio del mismo.
—Buen… ¡Ah! Buen
provecho. — Nía no puede contener los gemidos que le produce el ser devorada
sin piedad por el hambriento hombre quien no puede dejar de lamer su vagina,
por otra parte Ariana tiene los ojos abiertos de par en par masturbándose sin
dar crédito a lo que está disfrutando, dando una pequeña pausa para desabrochar
sus shorts para segundos bajarlos junto con sus bragas a la altura de sus
rodillas, teniendo de esta forma más comodidad para ahora meter sus dedos medio
y anular dentro de su ya húmeda vagina abriendo su boca para liberar sus mudos
jadeos.
—¡La lengua méteme la lengua! — Ordena la
pelinegra empujando aún más la cabeza de su amante contra su trasero, mismo
chico que atiende las suplicas de su pareja sexual metiendo su lengua tan profundo
como su anatomía le permite causando un gran grito por parte de la mujer quien
encobar su espalda para mirar hacia arriba sacando la lengua con placer.
«¡Joder! ¡Aaah!
¡Joder! Espero que no me escuchen, sueno como perro tomando agua». Piensa la
chica con pecas sin dejar de mirar la escena al percatarse de los sonidos que
hace su empapada vagina al ser penetrada repetidamente por sus dedos.
—¡Me vengo, me vengo!
— Nía suelta un sonoro orgasmo para después caer rendida entre gemidos hasta
que es cargada por su amante quien la sienta sobre su regazo levantando sus
piernas a dejando sus rodillas a la altura de cabeza.—Mi turno perra…
Dice el hombre penetrando a Nía quien no tarda
en gemir de placer a sentir las rápidas y potentes envestidas de la verga de su
amante dentro de su vagina olvidándose por completo de los condones que
ocasionaron todo esto, convirtiendo el acto en un peligroso sexo sin condón,
algo que excita aún más a Nía.
—¡Así Aaaah así papi
«¡Tú puedes amigo,
follatela duro, que disfrute (Y de paso hazme disfrutar a mí también)!»
Ambas, madre e hija
se encuentran cubiertas en sudor y gimiendo como dos perras en celo disfrutando
de su propio momento sexual; Ariana no tarda en despojarse de todas sus prendas
quedando desnuda al igual que su madre, ahora no solo se encuentra tocando su
vagina sino que ahora se encuentra tocando sus pechos con la mano que tenía
libre, prestando especial atención en sus pezones color café con leche; jugando
con su areola, acariciándola con delicadeza en círculos, estremeciéndose con
cada roce.
—Oye Nía ¿Qué hay de
tu hija? — Pregunta el chico sin dejar de cogerse a la mujer de ojos azules. —¿Eh?....
No… No te preocupes… Ella siempre… Tiene audífonos, no puede oírnos, ahora
cógeme, cógeme duro.
«Puedo escucharte
Enoshima ¡Ah! Puedo escucharte muy bien, la primera vez viendo a mi madrastra
tener sexo ¡Ah! Y que rico, lo estoy disfrutando» Comenta en sus pensamientos
cerrando los ojos por unos minutos disfrutando de la sensación de tocar su
propio cuerpo mordiéndose el labio de forma ligera al escuchar los aplausos
producidos por el choque de los testículos de aquel hombre contra la vagina de
Nía.
«Huevos grandes y
vergota, nada mal mami nada mal. Me estás haciendo considerar dejar de ser
lesbiana…»
Comenta la chica con
pecas concentrándose en el sonido que se detiene por unos minutos siendo
sustituidos por pasos en dirección al closet los cuales hacen que la morena
deje de masturbarse por unos segundos presa del miedo al sentirse descubierta,
miedo que se intensifica al ver que su madre se detiene enfrente del closet con
una mirada afilada, la cual Ariana conoce muy bien pues lleva años lidiando con
ella
—Y dime ¿Qué canción
escuchas? ¿Orgasmos cachondos de Nía Enoshima?
Al escuchar la
pregunta susurrada de su madre su corazón se paraliza por un instante.
—Muy valiente para
ver como juegan los adultos ¿No Ariana? — Susurra molesta por la rejilla de la
puerta haciendo que el tono de piel de la joven cambie de café claro a blanco
nieve.
—Ho…Hola mami…. Bueno
yo técnicamente también… Soy adulta.
—Cállate ¿Creíste que
no me daría cuenta? Pues te tengo noticias: Tu perfume apesta en todo mi
cuarto, maldita zorrillo o mejor dicho zorrita.
Ariana esta aterra,
no es para menos sabe que está perdida todo lo que puede pensar es en como la
castigara Nía esta vez pues siempre ha sido una madre muy “creativa” cuando su
hijastra se porta mal pero en esta ocasión Ariana se ha pasado y por mucho, por
lo que no sería sorpresa si en esta ocasión Nía se supera a sí misma.
—En…. Enserio lo
siento…
—Te dije que te
calles ¿Quieres jugar? Bueno juguemos, haz lo que te diga y pobre de ti si mi
chico te descubre. —Susurra para segundos después darse la vuelta con una
sonrisa.
—¿No vienes amor? O
debería decir ¿Te vienes amor? Jeje. — Pregunta levantando el trasero y
meneándolo de lado a lado en modo de
ofrecimiento a lo que el hombre no duda ni un segundo
yendo a donde está su compañera penetrándola hundiendo su pene de la punta
hasta la base para segundos después moverse con rapidez cosa con la que los
gemidos no se hacen esperar mientras la pelinegra recarga su cabeza en el
closet. Ahora Ariana puede escuchar los gemidos de su madre más cerca de lo que
los había estado escuchando a la vez que siente su respiración, sus jadeos,
todo mientras cubre su boca conteniendo su voz y sus ganas de continuar con su
masturbación.
—Chupame…Mmngh…Los
pezones…Mmngh.— Ordena susurrando acomodando su cuerpo para que sus pechos
específicamente sus pezones estén al alcance de una lamida por la rejilla. La
morena no puede dar crédito a lo que acaba de escuchar pero tampoco tiene ganas
de jugársela y preguntar para rectificar si había escuchado bien por lo que sin
perder tiempo se acerca a los rosados pezones de su madrastras lamiéndolos con
delicadeza estimulándolos causando un gemido más sonoro con el cual ya no puede
contenerse volviendo a masturbarse mientras usa su lengua con su madre.
«¡Sus pechos, se los
estoy chupando!»
«¡Mi hija aaah! Me
está viendo tener sexo ¡Ah! Mientras me chupa las tetas, joder que vicio.»
Ni la madre ni la
hija pueden creen lo que están viviendo pasando todos los límites de lo
moralmente permitido por la sociedad moderna, mientras ambas hacen su parte en
el sexo con: Ariana masturbando su húmeda vagina mientras disfruta lamiendo los
pechos de su madre quien disfruta de la lengua de su hija y de las fuertes
envestidas de su amante.
—Dile…que te nalguee…
— Nía sonríe ante la sugerencia de su hija. — Nalguéame ¡Ah! Nalguéame. —Sin
dudarlo el hombre le da una sonora nalgada a su amante haciendo que esta de un
fuerte gemido. —¡Si, si, Otra, otra! ¡Nalguéame, déjamelo rojo!
—Ya… Ya estoy
llegando mami… Ya voy a llegar. —Comenta Ariana con un susurro a su madre quien
a duras penas puede mantenerse de pie.—Yo también… Mami también está llegando…
—Responde quitándose el cabello de la cara. — Saca la lengua por la rejilla, no
te vera, está muy ocupado con mi trasero.
Y así lo hace siendo
recibida por la lengua de su madre de esta forma ambas forman remolinos
mientras una es cogida sin piedad y la otra se masturba con el espectáculo. Nía
mira de reojo a su amanta quien no solo refleja placer en rostro sino que
también da a que está a punto de venirse.
—¡En mí! ¡Ah! ¡La
quiero dentro de mí! — Con esta última declaración los tres alcanzan un gran
orgasmo.
—¡Aaah aaah lléname
la vagina de leche así rico Aaah aah!, ¡Si, si, si Aaah! ¡Grita cabrón que
todos escuchen como te vienes en mi panocha!
«¡Aaah si, si sigue,
sigue! ¡Llénala aaah aaah dale todo tu semen!»
De esta forma todos caen rendidos jadeando agotados sin poder hablar
por varios minutos.—¿Puedo… Puedo usar tu baño? — Pregunta el hombre — Ya… Ya
sabes donde esta… Que mi hija… No te vea.— Responde Nía.
—Estoy… muerta ¿Verdad?
—Te amo, traviesa. — Comenta Nía separándose colocando su mano en su
cintura, es entonces que Ariana puede ver a su madrastra con claridad de una
manera con la que no pudo haber soñado jamás en su vida. Nía no solo se
encontraba desnuda frente a ella bañada en sudor sino que también se podía ver
un espeso líquido blanco que escurre por su vagina acompañado por un segundo
fluido casi transparente.
—O...Oye…Si sigues mirando te castigare hasta que te gradúes señorita.—
Comenta sacando a su hija de sus pensamientos. —Lo… Lo siento, es…Es solo que
te vez muy guapa así.
Nía se sonroja ante la declaración para después sonreír de forma ligera
dándole un beso a su hija en la frente segundos después.—Gracias corazón ¿Qué
dices si mami comparte un poco contigo?— Responde por fin con una sonrisa
guiñando su ojo izquierdo, recibiendo una mirada de intriga por parte de
Ariana.
—No, mamá no ¡Ay madre! Jajaja. — Nia ha vaciado el contenido del
frasco sobre el cuerpo de su hija evitando en todo momento que este resbale a
su vagina con el fin de prevenir alguna infección.
—¿Me regala un foto señorita Gonzales?
Ariana es tomada desprevenida por segunda ocasión esta vez por una foto
que será guardada con mucho celo por su madre quien le da un beso en la frente.
—Ve a tu cuarto antes de que regrese, Te amo.
Ariana solo sonríe y asiente con la cabeza para después salir del
cuarto. «El mejor día de mi vida.»
Piensa entrando a su habitación sentándose en el piso con una sonrisa en el rostro.